jueves, 18 de julio de 2013

Los postres de la Abuela... Pasta Frola


Pasta Frola, un postre muy típico de Argentina, ¿qué abuela no lo ha hecho para esas tardes de té y amigos? Este postre es el caballito de batalla de muchísimos restaurantes, pizzerías y panaderías por su tan popular acogida.
Esta es otra artesanía culinaria de La Cocina de Zeltia, que intenta complacer a los amigos uruguayos y argentinos con ese gustillo de la tierra y a los amigos locales ofrecerles algo nuevo para degustar. De momento se hacen a pedido, con solo un día de antelación  podemos satisfacer su antojillo.
Si se preguntan como está elaborada, les cuento: es una masa quebrada a la mantequilla, con una crema de dulce de membrillo que tiene ese justo punto de dulzor que os encantará para acompañar cualquier infusión o incluso como postre en almuerzos o cenas.
Espero que os animéis a probarla… está de vicio! (Lo sé, lo sé… siempre hago lo mismo: es que no tengo abuelas!! Jejeje)





sábado, 6 de julio de 2013

Domingos a la italiana... Agnelottis de pollo y espinacas


La pasta rellena tan tradicional en la mesa de los domingos bonaerenses, no lo es Galicia. Conseguir pasta fresca de fábrica, puede convertirse en toda una aventura al mejor estilo Indiana Jones... Mucha acción, trajines, carrerillas... pero de ravioles o cappelletis nada! 

Por un antojo desenfrenado de comer una pasta "de verdad" y no la del supermercado, fue la razón que me lanzara a la osada empresa de imitar las deliciosas pastas que se consiguen en Argentina. ¿Pero cómo? -dirán-, ¿no eran italianas?  Es lo bueno de ser parte de un crisol de culturas. Las grandes inmigraciones nos dejaron una riqueza no solo cultural, sino también genética y culinaria. De modo que nuestra cocina, está compuesta por trocitos de muchas otras. Si bien las que más enraizaron fueron la española e italiana, tenemos toques interesantes de la cocina alemana, árabe, judía, inglesa y por supuesto de la francesa de la que conservamos hasta los nombres de los platos originales, sin olvidar la cocina autóctona, esa gastronomía criolla de la que rescatamos verdaderas exquisiteces que aun se elaboran como lo hacían los ancestros en algunas regiones del país.  

Pero volviendo al tema de las pastas, gran parte de estos establecimientos se dedican casi exclusivamente a fabricar pastas rellenas, masas para pizzas, empanadillas y pascualinas, siendo dirigidos por italianos o sus descendientes.  La variedad en tipos de pastas y gustos es enorme: fideos, ravioles, lasagnas rellenas, gnoquis (ñoquis), capellettis, tortelettis, sorrentinos, canelones, panzottis y por último: agnelottis (agnolottis) los que haremos en esta ocasión. 

Huelga decir que es mucho más sencillo levantarse a las tantas el domingo y salir a comprar las pastas ya listas, incluso con la salsa que más nos apetezca, que levantarse muy, muy temprano para empezar la faena de amasar y picar, sofritar, procesar, etc. y acabar devorándolo todo en menos de una hora.  

Aaaay qué épocas! La fábrica de pasta de la calle Güemes, a un pasito de la estación Ramos Mejía! Por favor, qué exquisitez! Todo un espectáculo! Pero bueno, a no desesperar que con paciencia... y resignación, a todo se llega. 
Lo mejor es hacer las cosas con tiempo y tranquilos, sin agobios. No pensemos en tooodo lo que nos llevará elaborarlas pues nunca sabremos cuán bien podrían haber salido, ...Antes desistiremos de meternos en semejante embrollo! (jeje)

Vamos allá!


Agnelottis caseros

Prepararemos agnellottis de pollo con espinacas. La masa necesita descansar, de modo que será lo que primero haremos. Sí, si ya lo sé, dirán ustedes: nosotros somos los que nos matamos amasando y la masa es la que tiene que descansar??  Pues sí,  injusticias de esta vida! 
Vamos, vamos... a no aflojar!

Ingredientes para la masa:

Harina común (0000) 500 gr.
Huevos  3
Aceite de oliva 1 Cda.
Sal 1 Cdta.
Agua tibia, cant. Necesaria

Cernir la sal con la harina en la mesa. Hacemos el tradicional hueco o volcán, allí agregamos los huevos y el aceite, en una taza echamos agua tibia con la sal, formando una especie de salmuera que le iremos añadiendo hasta que haya tomado toda la harina, pero sin encharcar. Hay que lograr una masa blanda, pero que no se pegue en las manos. Una vez que la trabajamos bien, la envolvemos en film o colocamos en un tupper cerrado y la dejamos reposar en la nevera durante un par de horas.

Pasado el tiempo de espera, la volcamos en la mesa, enharinada y estiramos con el palo de amasar. Procuraremos que nos quede lo más fina y pareja posible, sin dejar de tener en cuenta que requiere de cierta densidad para contener el relleno sin romperse en la cocción. Aproximadamente 3-4 milímetros de grosor podría ser suficiente y el diámetro de los discos entre 7 y 9 cm. 



Mientras estaba "descansando" la masa nos pusimos a cocinar los ingredientes para el relleno. Una de las cosas que me gusta es: “matar dos pájaros de un tiro”..., claro, no literalmente. Me refiero a optimizar los tiempos. 

El pollo, ya sea en pechugas o entero hay que cocerlo, de manera que aprovecharemos para hacer también la salsa de tomates para acompañar la pasta, que de paso sea dicho: queda espectacular!


Ingredientes para el relleno y la Salsa de pollo:

1 Pollo limpio o 1 Kg de pechugas sin piel
½ kg de cebollas
1 Pimiento morrón (rojo) grande
3 dientes de ajo
1 vaso de Vino blanco
2 latas grandes de Tomate triturado o puré de tomate
Sal y pimienta y orégano cant. necesaria
Aceite de oliva

También necesitaremos:

1Kg de espinacas congeladas (o frescas), en porciones 
2 o 3 panes mojados en leche, escurridos. 
2 huevos crudos
Queso rallado (Parmesano o Regiano)


Si utilizamos el pollo entero, lo cortamos en presas y lo ponemos a dorar en una cacerola con un poco de aceite de oliva y pimienta. Rotamos las presas y cuando están tomando color, le añadimos la cebolla, los ajos, el pimiento todo picado bien fino. Sofritamos hasta que se empieza a dorar la cebolla, es cuando incorporamos el vino blanco, sal y el tomate triturado. Espolvoreamos con orégano y dejamos semi-tapada la salsa mientras se reduce y termina de cocinar el pollo. Agregaremos agua, si vemos que se va quedando sin líquido.

Como bien dijimos antes, el relleno es de pollo y espinacas. Para eso nos haremos con una bolsa de 1 kg de espinacas que podrían ser congeladas. Yo utilicé unas que venden en el supermercado que son "en porciones pequeñas", son prácticas pues se deshielan rápido y casi no liberan líquido. Pongo una sartén con un chorrito de aceite, pimienta, un ajito picado y añado las espinacas congeladas y sal, a gusto. Cuando están listas, la dejo enfriar.

En un bowl preparé un par de panes sin corteza que humedecí con un poco de leche, para ablandar. Escurro y tiro el líquido excedente.
Le añado las espinacas, dos huevos, el pollo que retiramos  de la salsa al que una vez frío, deshuesé y quité la piel. Retocamos el punto de sal, si fuese necesario y con una procesadora picamos todo para que nos quede un picadillo fino y compacto. Si resultase aún muy blando o suelto, podemos "secar" más con 100 gr de queso rallado o pan rallado. 

Una vez templado, empezar a rellenar los discos de masa dando la forma de pequeñas empanadillas que irán pegaditas por sus puntas. Trataremos de utilizar una cucharita mediana para que las porciones sean iguales y por lo tanto los agnellottis salgan parejitos.


Una vez completado el trabajo, que será mayor según cantidad de comensales, se pondrán a hervir en agua con sal. El tiempo de cocción es relativo, según lo gruesa que haya quedado la masa, tardará más o menos. 

Mi consejo es que a partir de los 7' se haga control visual: sacamos uno en un plato, cortamos por la parte más gruesa, que son las uniones. Si no se ve masa cruda y sienten que  se deja cortar fácilmente, ya están a punto. 
Se sirven calientes bañados con la salsa de pollo y con una buena ración de queso parmesano o regianito rallado. La proporción por persona suele ser de entre 4 o 5 unidades, pero ya verán que muchos repetirán. De modo que a preparar de más, no queremos que los invitados se sientan frustrados (luego se desquitarán con el postre! jjeje).

Como les dije, da trabajo, incluso parecerá que se hace más lento si no hay mucha práctica en estas lides, pero es un plato exquisito, un verdadero lujo para agasajar a los nuestros. Los italianos el domingo se reúnen a comer en familia. Uno de los platos que jamás faltan son las pastas, que variarán según las materias primas de la región y de temporada. Tampoco falta el buen vino. Si me permitís una sugerencia, en el caso de las pastas que lleven ave, pescado, mariscos o algún tipo de quesos como la ricotta, lo adecuado sería un vino blanco. 

Si estuviera en Argentina, lo acompañaría sin duda, con un blanco perfumado y afrutado como un buen Torrontés mendocino. Como estoy en Galicia, no lo pienso: un buen Albariño, el blanco gallego por excelencia. 

Pero esto da para volar muy lejos. Si deciden comer una pasta rellena como en su lugar de origen, Italia, un delicioso Chianti acompañando unos agnollotis a la panna (con crema de leche) e imaginarse sentados en la terraza de un "ristorante" en la mágica Toscana, sería el broche de oro a esta fascinante aventura, que sin lugar a dudas, dejará huella.

Les aseguro que  el aroma de vuestra cocina hará posible ese idílico viaje.


Bon Appetit!!!



miércoles, 3 de julio de 2013

Masitas espiral, un dulce encuentro!


Hoy en día Internet nos facilita una ingente cantidad de información acerca de muchas cosas, la cocina no es una excepción. He aquí una receta que seguramente muchos la conoceréis, tal vez con ligeros cambios,  gustos distintos, pero al fin de cuentas, la base sigue siendo la misma. Reconozco que no soy la creadora de estas pastas, como de tantos productos que hago en La Cocina de Zeltia, porque a decir verdad a estas alturas, está todo inventado y debe quedar muy poco que podamos "patentar" como una creación propia. Pero sí puedo decirles que siempre que elaboro una receta, ya sea del repertorio de mi abuela, de amigas o de libros de cocina, trato de agregar o cambiar algún ingrediente para hacerla más mía, más personal, en fin, que aunque en este campo copiar es casi una asignatura obligatoria, no debemos ser cortos de miras. Podemos utilizar los conocimientos que ya tenemos, no negarnos a usar la imaginación, dejarnos llevar por el impulso y dotar el trabajo con un poco de nuestra firma personal, quien sabe, podríamos reinventar y hasta superar al original... 
La cocina es una actividad artística y como tal nos obliga a ser creativos para no caer en el hastío de la repetición. 
¿Nos jugamos?

Masitas espiral

Ingredientes:

1 taza de harina
1 taza de Maicena
1 taza de mantequilla
1 huevo
2/3 taza de azúcar glass

1/2 taza de cacao  (para la mitad de la masa)
esencia de vainilla

Preparación:

En un bowl colocamos tamizadas la harina, la Maicena y el azúcar glass, hacemos un volcán donde vamos a añadir la mantequilla a temperatura ambiente y el huevo. Amasamos bien hasta obtener una masa suave y compacta que no debe pegarse en las manos (si está pegajosa, agregamos un poquito de harina).

Dividimos la masa en dos partes iguales. A una de esas mitades le mezclamos el cacao, amasando hasta que se acople a la masa de forma pareja, a la otra le añadimos unas gotas de esencia de vainilla y procedemos igual amasando para que perfume toda esa mitad.

Sobre papel sulfurizado o para horno, estiramos por separado a modo de rectángulo cada masa con el palo de amasar hasta que quede de medio cm de grosor, aprox/. Trataremos que tengan la misma medida ambos.  Tapamos con papel aluminio o film y llevamos a la nevera unos 20 minutos.

Sacamos la masa una vez fría, humedecemos con un poco de agua uno de los rectángulos para que se adhieran ambas masas cuando las superpongamos, ayudaremos con el palote para darle más presión a la unión.

Como tendremos dos masas de distinto color (en este caso chocolate/vainilla), podemos hacer un rollo con la masa oscura fuera y viceversa.
Para que el rollo no se deforme al cortarlo llevamos a la nevera durante una hora. Una vez que la masa tiene suficiente frío la cortamos en rebanadas de medio centímetro y las vamos poniendo en una tartera o bandeja para horno enmantecada.

Horneamos a 180 grados de 10 a 13 minutos, no deben dorar por arriba, solo un poco en su base para que no se sequen.

Deliciosas para acompañar un aromático café de Colombia o té earl grey con un “touch” de nata montada (crema chantilly). Además pueden jugar combinando colores y sabores: fresa con chocolate, limón y vainilla, nata y dulce de leche, almendra y frambuesa, etc. Para realzar los colores pueden utilizar colorantes especiales para repostería y esencias artificiales.

Pueden guardarse en latas o frascos de tapa herméticas que no dejan entrar aire, pero deben estar frías, de este modo duran unos cuantos días… claro, si no tienen un cardumen de pirañas en casa!



**TRUQUILLOS de la NONA:

El azúcar glacé o glass suele ser bastante costosa y ciertamente en repostería se utiliza en grandes cantidades. He aquí una opción. Si en casa disponemos de un molinillo eléctrico de café, o de los conocidos electrodomésticos como una picadora tipo Moulinex o algún robot de cocina con la opción de moler fino, procesaremos el azúcar común hasta que quede un polvo fino y… “Voilá, azúcar glace express!”. Cernir antes de usar. 



lunes, 1 de julio de 2013

Una pizza con espíritu gallego: La Campiña!



No pretendo ser cargante con las pizzas, pero lo cierto es que son el eje de esta pequeña empresa familiar y por la que La Cocina de Zeltia se está abriendo camino a través de la crisis, captando cada día más paladares gallegos, un público exigente y desconfiado para con lo foráneo, intentado hacernos un lugarcito junto a la gastronomía local, muchos son verdaderos especialistas en el arte de la restauración (restaurantes y hostelería). Vamos, toda una osadía por nuestra parte, pero un honor también: competir con una de las gastronomías que más mundo ha pisado: la gallega! Menudo morro el nuestro! ¿Saben comer bien? Sin lugar a dudas!  Y cocinar también, lo que los convierte en unos críticos de cuidado. De modo que cuando un cliente nuevo vuelve a por más, nos deja muy complacidos!  
Pero bueno, tratamos de no quedarnos aplatanados en las glorias!  Este es un camino duro como lo es todo comienzo, por eso nos hacemos cargo de que hay que mejorar en cada pedido, superarnos con cada producto. Que aunque se parezcan exteriormente cada una lleve algo diferente, jamón o bacon distintos, los champiñones más picantitos, más mozzarella, en fin, según los cambios que pidan, porque en definitiva cada persona es distinta y sus gustos también lo son. Creemos que organizándonos podemos hacer ciertas concesiones porque nuestro producto lo elaboramos al momento, al cliente le asaltan antojillos y es nuestro gusto complacerlo dentro de nuestras posibilidades, con el cariño con que llevamos adelante nuestra actividad, cuidando todo detalle, pues queremos que ese cliente llegue a ser un amigo de la casa, que se sienta bien servido, único... especial. 
Por eso pensamos que además de las tradicionales pizzas argentinas, le debíamos al público gallego unas especialidades que cuyos sabores le sean más afines a su cultura culinaria. De ahí salieron estas especialidades, como por ejemplo: la Campiña, con productos del campo y que está teniendo gran acogida entre amigos y clientes! También elaboramos la Marinera... no hay que olvidarse cuán excelentes marinos son, pero de esa hablaremos en una nueva entrega!

La Campiña:

Base con salsa de tomate, mozzarella, bacon al ajillo, champiñones al vino blanco, salsa barbacoa, aceitunas negras y pimientos del piquillo.

Hasta la próxima amigos, aquí estaré esperándolos entre mis pizzas y empanadillas, aunque siempre se cuela algún que otro guiso, pasteles, tartas y  exquisiteces de la cocina italiana... ya verán! Si les gusta el blog, los invito a hacerse seguidores, de ese modo recibirán en sus correos las novedades. También se agradece los saludos y comentarios. 


jueves, 27 de junio de 2013

Pudding de naranjas al chocolate



Esta semana estamos dulcísimos en la Cocina de Zeltia! La inspiración me llegó con el tímido sol que no acaba de mudarse por estos lares (cosas de los veranos gallegos). Pero vamos, que este año el invierno no nos quiere abandonar! 
Sin embargo desde este rinconcito argentino en medio de esta verde Galicia, hemos decidido ponerle “al mal tiempo buena cara”, como dice el refrán. No solo de pizzas y empanadas vive el hombre, …de tartas (tortas) y puddings (budines) también!  
Así que amigos, si llueve y hace frío en pleno verano, no importa! Os dejo una rica opción: una rueda de cafecitos con  este Pudding. 
¿Qué tiene de especial además de estar hecho con amor, en mi cocina y con todo el mimo del mundo? Que está de vicio!!!  
…Sí, lo sé, “no tengo abuelas” jejjeje. Pero solo repito lo que han expresado quienes lo han probado. A eso le sumo que en casa, cuando me descuido, saquean las reservas y se los acaban en un santiamén! Así que os va el aviso: haced vuestros pedidos, no sea que les dé el antojillo y ya no quede ni uno!
Les cuento que el Pudding está elaborado con jugo y ralladura de naranjas, de modo que su color y  sabor está bien definido. La preparación es absolutamente casera, sin colorantes, ni acidulantes, ni aromatizantes artificiales. Su textura es esponjosa gracias al merengue y la cobertura es de fino chocolate para taza, lo que lo hace más cremoso y sutil, las naranjas de vista han sido previamente caramelizadas, lo que aporta un exquisito contraste con el chocolate.


Os apetece?




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